Prefiere que su hijo sea un líder o un seguidor? Lo más seguro es que como todos los papás del mundo quieren que sus hijos sean los mejores, todos aspiran a que sus vástagos se preparen lo mejor posible y se conviertan en personas de éxito. Es decir en líderes. ¿Puede convertirse un pequeño en líder? Claro que sí, pero… Aunque algunos niños son lideres innatos, todos tienen potencial para lograrlo con entrenamiento y práctica.
Entre las características más importantes de un triunfador se incluyen la confianza en si mismo, aceptación de las responsabilidades, sensibilidad ante las necesidades de los otros y sentido de la amistad, todas cualidades deseables en una persona.
Sin embargo, existen muchos equívocos en el concepto de liderazgo. Uno de ellos es el de pretender ganar siempre. La actitud de “primero yo” no sólo es molesta: conduce al ostracismo y al rechazo. Los pendencieros también están fuera de lugar.
Los lideres son niños en quienes los otros buscan ayudan y consejo. Los fortachones pierden amigos, los líderes los atraen. Finalmente, el liderazgo no es algo que los padres puedan forzar en los hijos. Exigir logros a un pequeño, a costa de su individualidad, sólo crea estrés y daños en su autoestima. Sin forzarlos, hay métodos para inculcar un espíritu de confianza en sí mismos en todos los pequeños.
Introduzca la “idea” de liderazgo llamando su atención sobre los lideres que aparecen en las noticias. Por ejemplo, si alguien anuncia una iniciativa que conlleva a que la gente trabaje conjuntamente, explíquele por qué esa persona es un buen líder. Usted también puede leerle o contarle la biografía de personas que se han destacado por su coraje o ejecutorias, incluidas las de su comunidad.
Los niños son unos imitadores naturales y usted puede capitalizar esa tendencia dando ejemplo. Los hijos tienden a imitar las actitudes, valores y comportamiento de los padres. Siempre que usted asuma un papel de líder, coménteselo a su hijo. Si esta organizando un evento para recoger dinero para algún lugar de beneficencia, por ejemplo, explíquele las razones, sus planes y cómo alcanzar sus metas.
Una de las razones para ser líder es que sea convincente y para esto es indispensable que hable y se comunique bien. Esto se puede inculcar en el niño desde el comienzo. Muchos padres consienten a su bebé pero no le hablan porque no hay respuesta; Pero esta comprobado plenamente que la estimulación de hablarle al bebé es fundamental para el desarrollo de la inteligencia, del entendimiento y el comportamiento social. Nómbrele los objetos, cántale y cuéntele historias. Convérsele y respóndale en la medida en que desarrolla el habla. Muchos padres explican e instruyen tanto ellos mismos, que no dan oportunidad a sus pequeños para que pongan en práctica sus conocimientos.
Un buen líder puede ver las cosas desde la perspectiva de la otra persona. Aunque la empatía no es precisamente un don infantil, si hay evidencias de que algunos, aún de caminador, se sienten impelidos a confortar a otro que, por ejemplo, está llorando. Para enseñar a su hijo a reconocer en los otros, dígale cosas como: “¿Porque cree que llora Camilito? Tal vez él está triste por que su mamá no lo ha venido a recoger. Veamos si podemos ayudarlo para que se sienta mejor”. También muéstrele sus sentimientos. Cuando su pequeño haga algo desconsiderado, explíquele cómo le hace sentir. Cuando sea amable, dígale cuánto lo aprecia y le gusta.
Los niños necesitan oportunidades para decidir. De otra manera, no aprenderán a hacerlo. Esto no significa que haya que dejarlos actuar a su libre albedrío. Usted debe guiarlos, pero déjeles la oportunidad de practicar. Empiece desde que están en caminador con preguntas como. ¿Que pelota vas a llevar al parque? A los preescolares pregúnteles a quienes les gustaría invitar para jugar o qué video quieren alquilar. En la medida en que vayan creciendo, amplíe las posibilidades para que tomen sus propias decisiones. Los grandecitos disfrutan teniendo voz en las decisiones de la familia.
Procure no presionar a su hijo(a) cuando muestre un deseo compulsivo de ocupar el primer lugar en todo, en particular para complacerle a usted, cuando presenta síntomas de estrés como desorden para dormir, pérdida de apetito, dolor de cabeza, letargo. Cuando hace resistencia incumpliendo tareas, evitando prácticas o ensayos u olvidando sus deberes escolares. Cuando muestra tics nerviosos como enroscarse el cabello, comerse las uñas, movimientos musculares involuntarios, o que se queja más de lo normal de las cosas triviales y manifiesta agotamiento con frecuencia. Es mejor brindarles confianza, manifestarles cariño y hacerles sentir que como padres están para ayudarles; Es importante tener encuenta un consejo muy especial que nos da Dios en su palabra, que nos dice:
Padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien críenlos en disciplina amorosa, consejo sabio, que aprendan a amar a sus semejantes y a tener amor al Señor. (Efesios 6: 4).
Haga de su hijo(a) un líder y no un seguidor.
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