martes, 28 de abril de 2009

¿AMOR O CAPRICHO?

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Según cierto estudio, hecho por unos sicólogos, la persona media experimentará el flechazo de cupido de 7 a 10 veces durante su vida. Entonces necesitamos preguntarnos; "cuando la llama del amor llega, ¿cómo puedo saber si es amor genuino o solamente encaprichamiento?"

Posiblemente algunas personas te dirían, "No te preocupes, cuando llegue tu 'príncipe azul' o tu 'princesa', tú SABRÁS, experimentarás cosquilleos en el estómago, falta de apetito y caminarás sobre nubes".

Pero no es tan sencillo. Hay una similitud entre el amor genuino y el amor falso y por lo tanto, algunos jóvenes se confunden y se casan prematuramente, sólo para darse cuenta que ese "sentir romántico" no era base suficiente para un matrimonio feliz. Para ayudarte a saber si en verdad estás enamorado o si estás encaprichado, quiero ofrecerte diez indicios con los cuales calificar tu relación. Pero antes de mencionarlos, veremos que hay varios factores que ocurren en ambos, el
amor genuino y el amor falso. Aquí hay tres de ellos:

1. Fuerte atracción sexual.

2. Deseo de estar juntos.

3. Extrañas y nuevas emociones

Algunos han pensado que están enamorados porque experimentaban uno o más de estos factores, pero ellos no necesariamente indican el verdadero amor.

1- Si estás encaprichado, tu mayor interés es la apariencia física de la otra persona y el contacto físico. Son pocos los factores que te atraen. Si estás enamorado, tendrás interés en la persona total de él/ella. Hay muchas cualidades que te atraen.

2. El encaprichamiento tiende a empezar muy rápido. El amor usualmente empieza despacio.

3. Cuando es encaprichamiento, tu interés en la otra persona será fluctuante, muy intenso y seguro un día, pero con dudas otro día, en el amor genuino, la relación es más constante, va en ascenso.

4. El encaprichamiento tiene un efecto destructivo sobre tu personalidad, te hace menos eficiente, menos cumplido en tu trabajo o tareas escolares. El amor tiene un efecto constructivo sobre tu personalidad, te da nueva energía, interés en la vida, auto confianza y seguridad.

5. Cuando estás encaprichado, casi todo tu mundo gira en derredor de la otra persona, tiendes a perder interés en tu familia, y en amigos y cosas que antes te gustaban. Tu relación tiende a ser exclusiva. Cuando es amor real, tu mundo se expande para incluir a tu amado. Aunque él/ella llena tus pensamientos, no abandonas tus otras relaciones. Tu mundo ya es más grande.

6. El encaprichamiento, no el amor, es ciego; ve únicamente lo que quiere ver. Posiblemente hay grandes obstáculos en tu relación, diferencias de religión, valores, cultura, etc., pero no haces caso a las señales de peligro. Si estás enamorado, no serás ciego a los obstáculos y tomarás tiempo para decidir si se les puede vencer o no.

7. Cuando es nada más encaprichamiento, la relación se morirá si hay una separación por algún tiempo. Cuando es el amor, puede sobrevivir una separación y aun crecer más fuerte.

8. Cuando es solamente encaprichamiento, los conflictos matarán la relación, pues éstos serán más frecuentes y más intensos. El amor puede sobrevivir los conflictos y llegarán a ser menos frecuentes y menos intensos.

9. Si estás encaprichado, tu relación será mayormente egoísta, piensas en lo que él/ella puede hacer por ti; es una relación de recibir. Si estás enamorado, tú piensas aun más en la otra persona y su felicidad que en ti mismo. Es una relación de dar.

10. Si es encaprichamiento, los celos son frecuentes e intensos a causa de la inseguridad. Si es amor, habrá menos celos. Es natural que haya algo de celos en cada uno de nosotros, pero el amor provoca confianza y seguridad.

Después de leer estos diez indicios si te das cuenta que estás encaprichado y no enamorado, espera y sigue orando. Si tu corazón ha sido herido, espera en Dios y el lo sanará. También el tiempo puede cuidarte de lanzarte en un matrimonio no sano, basado en el amor falso. Si tu amor es real y esta persona es la que Dios tiene para ti, el tiempo lo revelará.

Autor Desconocido.

sábado, 18 de abril de 2009

Esos pequeños detalles...

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En la heladería el otro día entró un anciano de casi 80 años, llevaba un pequeño tupperware, color verde y se lo entregó a la señorita, quien según una rutina, ya sabía lo que tenía que hacer. La señorita puso dentro del hermético dos conos de frambuesa y crema... y se lo entregó al anciano que sonriente le pagó y se retiró... yo le pregunté como era eso que ella ya sabía que poner dentro de ese hermético y ella me contestó "Este anciano viene todos los días desde hace más de diez años, y pide un helado de fresa para él y otro para su esposa, es su rutina de todos los días a las cuatro de la tarde, dice que desde que eran novios, hace eso, y le ha funcionado para tener un matrimonio feliz".

Son los pequeños detalles los que van construyendo un gran y espectacular todo. Son las acciones que hacemos o dejamos de hacer diariamente, las que construyen nuestro mundo o lo destruyen. Y en el caso específico de nuestros matrimonios, noviazgos o relaciones sentimentales, son esos detalles los que alimentan el amor, porque cuando haces algo por la persona amada no importa cuan grande o pequeño sea el detalle, le estás expresando con "hechos" lo mucho que lo amas. Esto va aunado con la búsqueda de Dios en pareja, para cimentar aún más la relación que un día comenzó basada en El.

Tomemos el ejemplo anterior, y no dejemos que la admiración, la ilusión y el amor en nuestras relaciones se evapore. Dios debe ser el centro de todo, pero también tenemos que recordarnos que como humanos, necesitamos el toque cariñoso y amoroso de nuestra pareja, para sentirnos completos, realizados y valiosos.

Así que, todas las cosas que queráis
que los hombres hagan con vosotros,
así también haced vosotros con ellos;
porque esto es la ley y los profetas.
(Mateo 7:12)

(colaboración: Lorena Pérez)